domingo, 8 de febrero de 2009

El Desfile Antológico de 1909 (V)

La participación en el Santo Entierro

El desfile antológico confirmaba la tendencia a la afirmación del centro de la ciudad, como lo demuestra su marcado oficialismo. Los barrios participaban aún de manera subsidiaria, en las procesiones de traslado o a través de la ya constituida Cofradía del Vía Crucis en los años más difíciles para el desfile antológico.

Entre las instituciones y autoridades que asistían con asiduidad se contaban el cuerpo consular, la Cruz Roja, el Gobernador Civil, el Gobernador Militar y el Ayuntamiento, cuya representación fue presidida por los diversos alcaldes: Felipe de la Chica, F. Aurioles Hidalgo, Almagro, García Gil de Gibaja o E. Navarro Senderos. En 1923 participó también el Arzobispo Casanova y Marzol. La procesión de 1908 se componía aún de fieles vestidos de etiqueta. Al año siguiente se introdujo el hábito penitencial, con un total de sesenta nazarenos. El atuendo era, pues, aún minoritario: en 1911 hubo ochenta entre un total de 400 a 500 personas participantes. Los nazarenos se distribuían en cuatro secciones: completamente de negro con el Sepulcro, de blanco con San Juan, de morado con la Soledad (y más tarde con el Nazareno) y de negro con capirote grana acompañando al Crucificado.

Progresivamente, se introdujeron diversos elementos simbólicos, muchos de ellos heredados del Santo Entierro decimonónico, como los niños penitentes, niñas portando los atributos de la Pasión, seises que cantaban saetas, centuria romana y la "Santa Vera Cruz" en la cabeza de la procesión.

Entre los asistentes se encontraban también los caballeros del Santo Sepulcro, las Hermandades Sacramentales y el clero parroquial. Para preservar el orden público encontramos la Guardia Municipal a caballo abriendo el cortejo, a la Guardia Civil escoltando los pasos, y a la Guardia de Seguridad.

La música corría a cargo de bandas, capillas de música y coros, contándose cada año la asistencia de cuatro o cinco agrupaciones. Destacaban la Banda Municipal, dirigida por José Montero; la Banda del Hospicio, a cargo de Vellido; la de Churriana de la Vega, que dirigía Natalio Palma y la de obreros polvoristas de El Fargue, bajo la dirección de Francisco Alonso, además de la célebre capilla de música de Vidal y el coro del Ave-María, dirigido por Miguel Garzón. El acompañamiento militar se componía de tropas de infantería del regimiento de Córdoba, de caballería del Lusitania número 12, de intendencia o del 4º Ligero de Artillería. Este concurrido cortejo mereció la visita de destacadas personalidades. En 1910 lo presenciaron diversos diputados, encabezados por el Presidente de la Cámara, D. Eduardo Dato, desde un balcón de la Gran Vía. El Arzobispo Casanova lo contempló desde un balcón del Palacio Arzobispal en 1924. A diferencia del Santo Entierro finisecular, el orden caracterizó al desfile antológico. Durante su existencia no se registraron incidentes de consideración, a no ser el resbalón de un caballo en la calle Zacatín en 1914, con el evidente susto, pero sin daño alguno. Además de esto, sólo la lluvia deslució los desfiles, obligando a acelerar el paso en 1908, 1909 y 1911, e incluso a suspender la procesión en 1916.

La Semana Santa de Granada entraba por cauces de serenidad y madurez, presagio de la eclosión fundacional de los años 20. Desde 1917, escribe Marino Antequera, "ya estaba en marcha la Semana Santa granadina".

Imagen del texto: Santísimo Cristo de la Misericordia, obra del granadino José de Mora.

‘Semana Santa en Granada. La Historia de la Semana Santa granadina’, José Szmolka Clarés y Miguel Luis López Muñoz. Págs. 165-166. Ediciones Gemisa (Sevilla).

1 comentario:

http://puroartecofrade.blogspot.com dijo...

ola amigo cofrade a ves si puedes corregir una cosilla en donde pone blogs cofrades donde pone amor de un cofrade pon puro arte cofrade gracias y a seguir asi que tienes un blogs maravilloso un saludo ya mismo estaremos alli tocando en esa maravillosa procesion de la cena y en la passion adios.