miércoles, 9 de marzo de 2011

La Passio según Antonio Marañón

El muñidor del Sagrado Protector en Reyes Católicos (JGB)

"Ya se oye el tañido.
Largo tramo separa Jerusalén del Sepulcro.
Dejemos atrás las Soledades,
que mañana Dios resucita"

Y pasó. Toda una cuaresma como un rumor de ilusiones cruzando las esquinas. El alma cofrade, vestida de Sábado. Y pasó.

Pasó como pasa el Zaqueo del Perpetuo Socorro, que no se ve hasta que ya se ha ido, y deja tras de sí una estela agridulce de satisfacción anhelo. Hasta el próximo. Fue ese Sábado el que más tardó en llegar, y el que, pese a su fugaz paso, deja un regusto en el espíritu que marca al cofrade, al escéptico, al curioso, al mero espectador, al 'granaíno'... ese Sábado que pese a haber pasado delante, inexorable, se ha quedado.

"Mal día se levanta, no me gusta ese vientecillo..." la mirada intentando buscar a Dios, pero las nubes no dejan mirarle a los ojos y rogarle que nos dé tregua. Y la ilusión intacta, pero el corazón encogido, debatiéndose entre el inmenso deseo y la pesimista previsión.

Y pasó. Con el imponente navegar de un buque rompiendo el oleaje de corazones cofrades que aguardan la solemne travesía. Con el muñidor del Sagrado Protector como mascarón de proa. Trabajadera a trabajadera, 'racheao' a 'racheao', cirio a cirio, tramo a tramo... ocuparon su lugar en cubierta. Incienso, flor y cera; antifaz, mantilla y dalmática. Que no hubo gota de lluvia, ni nube amenazante, ni chubasquero que consiguiera enfriar el ardor de un gentío granadino que quiere, respeta y ama su Semana Santa.

¿Acaso no lo veis? Que viene Dios mostrándose, que es Él mismo que se enseña a sus hijos, que detrás de policromías, tallas y túnicas hay un millar de súplicas y peticiones diarias de los que nos congratulamos en Seguirle. Que Su Cruz, Su espalda amoratada, Sus llagas ensangrentadas, Su divina frente maltratada por la serpiente de espinas no son más que todas y cada una de nuestras plegarias, de nuestras inquietudes, de nuestras necesidades, y nuestro dolor, que sólo Él conoce y soporta.

Granada se mostró aquel Sábado como una sola Hermandad, un único pueblo, en comunión. Cofradías y barrios enteros aunados. Que es Él quien nos une, y Su Bendita Madre la que nos acoge, como lo acoge a Él en la Alhambra plena de Angustias y Belleza. No habría mejor víspera del momento álgido de nuestra Fe, no podría haber preludio más idóneo para el  Misterio de la Resurrección... Que ni la lluvia logra calar tan hondo como la Passio de Granada. 

Y pasó.

Antonio Marañón, hermano de San Agustín

No hay comentarios: