viernes, 15 de abril de 2011

La Passio según José Cecilio Cabello

El Santísimo Cristo de la Misericordia en Plaza Nueva (RGVLT)

De 'Passio' a 'Magna'.

Fue para los cofrades granadinos el cumplimiento de un sueño largamente esperado y, en muchas ocasiones, expresado públicamente por muchos de ellos.  Finalmente, en el momento oportuno se dieron las circunstancias idóneas y, lo que parecía imposible, se hizo hermosa realidad gracias al esfuerzo y las colaboraciones coordinadas entre el Arzobispado, el Ayuntamiento y, por supuesto, la Real Federación y las Hermandades y Cofradías penitenciales que la integran. Son pocas las ocasiones en que, en esta Granada nuestra, se da tal unanimidad en pro de una meta común.  Quizás por ello salió tan bien. 

Y llegó aquel, ya para siempre, inolvidable Sábado Santo, 11 de abril de 2009. El día señalado para celebrar “Passio Granatensis”.

Amaneció grisáceo y templado. Desde muy tempranas horas fueron muchas las personas que no quisieron perderse los traslados de los pasos desde sus respectivas sedes a la Metropolitana. 

¡Cómo me hubiera gustado tener el don de la ubicuidad y poder estar en varios lugares a la vez! 
Pero debía elegir. Y lo hice. Me fui a la Carrera del Darro, esa calle anfibia que sólo en Granada existe. Por ella vendrían “los Mora” con sus escuetos cortejos. Jesús de la Sentencia, el Nazareno de la Amargura y el Cristo de la Misericordia. Contemplar estas imágenes con las primeras luces del día, en absoluto respetuoso silencio, rasgado apenas por el rachear de las alpargatas de los costaleros sobre el adoquinado, el minúsculo y musical rumor líquido del Darro y el bostezante piar de las aves en el bosque de la Alhambra fue toda una experiencia de exuberante gozo, capaz de transportar a los no pocos espectadores, cofrades castizos en su mayoría, que discretamente se movían de un lugar a otro para disfrutar desde diversas perspectivas de tan magnífico espectáculo, a la mismísima Granada de finales del XVII principios del XVIII. Luego, ya en Plaza Nueva, por el costado de la Chancillería, apareció el albaycinero y siloesco Jesús del Perdón que se puso al frente del imponente cortejo de Cristos. Por Elvira y Cárcel Baja, sin perder en ningún momento la respetuosa compostura, con cada vez más gente alrededor, los pasos se fueron aproximando a la Puerta del Perdón de la Catedral, por donde entraron a su interior. 

¡Qué rostros de satisfacción los de aquella mañana! ¡Qué miradas de alegre complicidad! ¡Qué desbordamiento de sentires y emociones! ¡Con qué pocas palabras y tan “callandicamente” nos lo decíamos todo!

Y llegó la tarde más esperada. Y todo, pese a las interpectivas lloviznas y a alguna decisión no planamente comprendida, salió como debía. Y Granada se dio cuenta -¡por fin!- de que cuando quiere, puede.  

“Passio Granatensis” fue un rotundo éxito. Motivo de orgullo para todos los cofrades de la ciudad y de admiración, casi pasmosa, para los muchos foráneos que tuvieron la dicha de contemplarla y vivirla.
Ojalá no tengan que pasar cien años para volver a gozar de algo semejante. ¿Quizás para 2034? No sería mala idea celebrarlo cada veinticinco años. Hasta entonces, tal vez no sea descabellado hacer causa común de aquella “Magna Mariana” que mi buen amigo y mejor cofrade Mariano Sánchez Pantoja, y yo mismo, propusimos en “El Llamador de Granada”, de Canal Sur Radio, unos días antes de aquella antológica procesión pasionista del 11 de abril de 2009. Sería una manera digna y, a todas luces adecuada, de conmemorar celebrativamente, en 2013, el Centenario de la Coronación Canónica de la Excelsa Patrona de la Archidiócesis granadina, Nuestra Señora de las Angustias. Pues, ¡ahí queó!

José Cecilio Cabello, pregonero de la Semana Santa del Realejo 2011 y hermano del Despojado, Silencio y Soledad de San Jerónimo

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