jueves, 5 de febrero de 2009

El Desfile Antológico de 1909 (II)


Nacimiento de una iniciativa

La novedad de una procesión general tuvo el mérito añadido de hacer despertar a la Semana Santa de Granada. Distintos factores incidieron en su nacimiento.

En primer lugar, puede rastrearse una actitud cada vez más favorable por parte de la autoridad eclesiástica hacia los desfiles penitenciales.

Es evidente también el tesón de distintos particulares, con don Félix Peral Gámez (párroco de San Gil) a la cabeza. Junto a él la entusiasta labor de personas como Julio Martín Rámila, presidente de la Sección Adoradora Nocturna de Granada, Antonio Noguerol, José Pareja, Victoriano Montealegre o Manuel Rodríguez Acosta, nombrado Presidente Honorario de la comisión. Personas que, además, tuvieron la virtud de arrastrar tras de sí diversas instituciones, como la citada Adoración Nocturna, el Centro Artístico, los Círculos Obreros o los alumnos del Seminario Diocesano.

Es también la época del despegue económico de Granada y del incremento poblacional, pero sobre todo, del "renacimiento cultural". Las tradiciones se revalorizan y se recuperan. La Semana Santa no podía faltar, especialmente cuando la ciudad contaba con una imaginería de altísima calidad. La exhibición artística debe entenderse también como afirmación de lo propio.

Todos estos elementos se conjugan para dar cohesión al proyecto. La comisión organizadora estaba compuesta en 1913 por el mencionado párroco como Presidente, el Sr. Montealegre como Tesorero y Mariano J. de la Serna, Juan Oriol, Jacinto Gónzalez Vargas y Pascual García Brocas como Vocales.

Ellos consiguieron alentar en primer lugar a la Adoración Nocturna, que tomó la iniciativa en la procesión de 1909. Al año siguiente el protagonismo del Centro Artístico es evidente. Institución renacida en enero de 1908, muy pronto interviene en todos los acontecimientos de la vida granadina: "los más atrayentes festejos, los de más difícil organización, los de más brillo y colorido, los más típicamente granadinos, nacieron o cobraron nueva vida - éste es el caso del Santo Entierro- a través del Centro, que supo aunar esta actividad con una labor seria en el campo de la cultura, del arte y de la investigación.

La comisión parece constituirse en cofradía en abril de 1909, pasada la Semana Santa, con el título de "Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo". Pero en la práctica seguía teniendo el perfil de una comisión gestora, con lógicas oscilaciones como se desprenden de la imposibilidad de procesionar en 1922. Su misión principal era la custodia de los enseres, la determinación del horario, orden e itinerario y muy especialmente la financiación, mediante una póstula. He aquí varios ejemplos: en 1909 se recaudaron 3.887,40 pesetas, en 1910 alrededor de 3.000 ó 1.395,75 en 1918.

Los ingresos se distribuían en gastos como los siguientes (correspondientes a 1909): en sesenta túnicas 571 pesetas, en la confección de los atuendos para las chías 632 pesetas, en los encargados de llevar los "altares" 215 pesetas en cera 618 pesetas o en la banda de música de los polvoristas de El Fargue 75 pesetas. En los destinado a la composición de los pasos, el de mayor inversión fue el de Cristo Crucificado (casi 350 pesetas). La túnica, el capirote y el cíngulo -nos recuerda Marino Antequera- costaban la cantidad de quince pesetas.

Presupuesto, en definitiva, muy precario para una iniciativa que "monopolizó" la Semana Santa de Granada entre 1909 y 1917.

Imagen del texto: La Piedad de San Andrés en pleno Desfile Antológico, tras ella el paso de San Juan.

‘Semana Santa en Granada. La Historia de la Semana Santa granadina’, José Szmolka Clarés y Miguel Luis López Muñoz. Págs. 158-159. Ediciones Gemisa (Sevilla).

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