Las cornetas llegan a su punto más álgido en las notas de una marcha que acompasa el caminar costalero de esta cuadrilla realejeña. El paso, a muy pocos metros de iniciar la variación para entrar en su calle Santiago, termina perfumándose de sagrado incienso gracias al buen trabajo de los acólitos turiferarios del Señor del Huerto. El Ángel señala el camino, que no es otro que el sino de este portentoso misterio cada vez que regresa a su casa, el patio del Monasterio de las Madres Comendadoras.
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1 comentario:
soy jose de colomera el de los santos de plasti
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